miércoles, 11 de septiembre de 2024

TURISMO INTERIOR O TURISMO DEL ALMA.

 Pocos son ya los que pueden negar un deterioro irreversible de muchos de los ecosistemas del planeta, y cada vez más son los que se atreven a diagnosticar la crisis sistémica como una crisis espiritual del hombre contemporáneo. Necesitamos medicinas para el alma y la Naturaleza es maestra en estas lides. Transforma desde su belleza y cuanto más penetramos en sus misterios y mensajes más nos sana.



Un nuevo turismo está protegiendo los lugares más bellos del planeta, poniendo en valor elementos intangibles, espirituales, como el silencio o el placer estético y con una firme defensa de la cultura tradicional que los preservó durante siglos de un desarrollo salvaje.



Dicen los sabios de las principales tradiciones espirituales que la Naturaleza no sólo tiene una dimensión material, tangible sino que también tiene una dimensión intangible, inmaterial, que sería su dimensión espiritual y más profunda. La naturaleza como un libro sagrado, que no cesa de escribir en cada uno de sus fenómenos de belleza y donación un único verso: «todo es uno». «Todo está profundamente interrelacionado». 



Para quien la observa con un tipo de mirada más contemplativa se puede leer, incluso, que cada uno de nuestros actos, pensamientos y palabras tejen una realidad u otra. Que la crisis ecológica que atravesamos es una crisis espiritual de un hombre que ya no sabe leer los signos que se escriben en los horizontes y arrasa con su sed de recursos, de estímulos, una naturaleza que clama por mil heridas en todos sus ecosistemas.



Ese turismo "interior" está siendo cada vez más una apuesta de futuro en lugares donde la naturaleza aún conserva la capacidad de despertar esa dimensión intangible, pues saben que el hombre está sediento de un tipo de itinerancia cada vez más difícil de lograr, en el que el paisaje es el escenario donde se realiza otro tipo de viaje. Donde viajar no es sólo un movimiento de un lugar a otro, sino también un movimiento de uno mismo a uno mismo.

EN EL SILENCIO ALGO SE OYE...ES LA PALABRA DE DIOS.

 Muchas personas no aguantan un minuto de silencio, por eso hay ruido en todas partes.

Ignoran que el silencio es un bien preciado porque es una de las cosas que nos permite pensar.

Te niegas a apagar el computador o el teléfono y estar en silencio, por no enfrentar quién eres realmente.

Dedica entonces un buen tiempo a interiorizar, y a profundizar en tu ser para verte sin autoengaños y poder mejorar.



Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos. El silencio es paz.

El silencio es tranquilidad. Es bajar el volumen de la vida. Silencio es presionar el botón de apagado a la mente.

“Siempre he amado el desierto. Uno se sienta en una duna de arena del desierto, no ve nada, no oye nada. Sin embargo, a través del silencio algo se oye, algo palpita y brilla”. Antoine de Saint-Exupéry.

Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.



No te preocupes por las cosas materiales ya que tienden a volverse demasiado importantes.

Antes bien, educa tu mente y tu corazón para tener desapego de modo que nada material mueva tu espíritu.

¿Por qué? Sólo un espíritu débil se deja seducir por cosas externas. Por eso, hallas contento si tu interior guía tu exterior.

Entrégate a Dios, deja que Él te dé lo que quiera y acéptalo con alegría, humildad y gratitud.

Aprende gustosamente a estar con Dios en todos los acontecimientos ya que amarlo es el único camino seguro.

Sólo así puedes saborear comodidades o soportar la miseria, siempre abierto a hacer la voluntad de Dios.

CAMBIA TU VIDA Y RODEATE DE PLANTAS.

 Existen diversos estudios científicos que comprueban que el estar en contacto con la naturaleza mejora la calidad de vida de las personas, es por eso que cada vez más personas buscan una propiedad con entorno natural. Se dice que nuestro estado de ánimo depende mucho del ambiente que nos rodea, los expertos aseguran que tenemos una conexión neurobiológica con la tierra, de ahí que el ser humano necesite estar en contacto con ella para vivir placenteramente.

Puede que no lo creas, pero vivir rodeado de plantas trae innumerables beneficios para tu salud y estilo de vida. No se trata solo de los beneficios de las plantas por sí mismas, sino también de la forma en la que nuestro día a día cambia al enfocar un poco de nuestro tiempo y atención a su cuidado. 



Las plantas mejoran tu estado de ánimo

 Varios estudios han demostrado que los seres humanos generalmente se sienten más felices y más optimistas en un entorno con muchas plantas y naturaleza. Observar plantas y flores te permite relajar la mente y reducir los niveles de ansiedad. Además, varios estudios han demostrado que los niveles de cortisol, que generan estrés, disminuyen después de la jardinería.

Tienen la función de depurar el aire

Las plantas son un gran filtro natural para purificar el aire del ambiente. A través del proceso de la fotosíntesis, las plantas filtran sustancias contaminantes como el benceno, xileno, amoníaco, tricloroetileno y el formaldehído. También, ayudan a que no se concentre el humo de tabaco en un solo lugar y mantienen el aire limpio y agradable. Algunas de las mejores plantas para filtrar el aire son: la lengua de vaca, el palo de Brasil  y la palma areca.



Disminuyen el polvo y te protegen de los resfriados

 La capacidad de las plantas de humidificar el aire ayuda a disminuir el polvo del ambiente hasta un 20% y mantiene limpios los espacios cercanos. Esto repercute en tu salud, ya que elimina la sensación de fatiga causada por la densidad de la atmósfera y ayuda a combatir los virus que causan los resfriados y la tos.

Estas son solo algunas razones por las que vivir rodeado de plantas es una excelente opción para mejorar tu estilo de vida. Ya el simple hecho de tener una planta, verla crecer, florecer o dar frutos fomenta nuestra seguridad y satisfacción. Ahora imagina contar con algunas que incluso te ayuden a filtrar al ambiente, reducir el estrés y mejorar tu salud. 

El primer beneficio de tener plantas en casa está directamente relacionado con tu salud mental. Llena tu casa de plantas y verás como sube tu ánimo. Las plantas pueden aportar energía y vitalidad. Y es que, aunque parezca mentira, está comprobado que vivir rodeado de ellas te cambia el humor y te vuelves mas feliz.


DE LA MANO DE DIOS A TRAVES DE LA MEDITACIÓN.

 En el instante en que nos sentamos a meditar es el momento en que comenzamos a caminar por el sendero de los santos. En ese preciso momento dejamos todos los conceptos atrás y comienza la experiencia.

Es mientras estemos sentados en meditación , se inmovilizará la mente, iremos al interior, encontraremos la Forma Radiante, realizaremos nuestro propio Ser inmortal y alcanzaremos la realización de Dios. Todo sucederá mientras estamos en meditación. Por eso se dice que la meditación es acción y que la meditación es iluminación. Cada vez que nos sentamos en meditación estamos haciendo la tarea más importante que cualquier ser humano pueda hacer: la de transformar completamente su carácter y su conciencia.



Por lo tanto no deberíamos creer a nuestra mente o a la sociedad y sentirnos culpables cuando nos digan: “¡No te quedes ahí sentado, haz algo!”. En su lugar, deberíamos decir: “¡No te quedes haciendo algo, siéntate ahí!”. El verdadero valor de la meditación se mantiene oculto a los demás.

Al sentarnos en meditación le devolvemos su poder a nuestra alma, le damos alimento espiritual, nos volvemos espiritualmente fuertes para enfrentar al mundo y aprendemos a hacer contacto consciente con Dios en nuestro interior. Al sentarnos sin movernos, aprendemos a entregarnos, a ser pacientes, a resistir y a aceptar el camino de Jesucristo. Al someternos a las instrucciones del Maestro de meditar, alimentamos la semilla de la verdadera humildad, que consiste en vivir en su voluntad. Cuando alcanzamos un estado mental meditativo, ¿Qué nos puede irritar, o perturbar nuestro equilibrio? En medio de una vorágine de actividades, y catástrofes , permanecemos inalterables, contentos y felices en nuestra quietud . Tal es el poder de la meditación. ¿Cómo puede haber una actividad más importante durante el día que sentarnos en meditación?.



Para crear un estado mental propicio a la meditación, podemos conscientemente tratar de abstenernos de situaciones que nos provoquen enojo, lujuria, tensión y otras cosas por el estilo. Estas situaciones dejan fuertes impresiones en nuestra mente. Descubriremos que cuando nos sentamos a meditar, son estas mismas cosas las primeras que surgen en nuestra mente y que gastamos mucho tiempo y energía en expulsarlas. Así que, en la medida de nuestras posibilidades, cuando estas situaciones surjan, recordemos que nuestra meditación sufrirá si nos entregamos a ellas. Recordando este punto, es mejor dejarlas ir.

Para ayudar a preparar a la mente para la meditación, algunas personas gustan de leer algún libro o artículo que les inspire, o comienzan la meditación con una pequeña oración. Como todos sabemos, lleva tiempo asentar la mente. Las palabras que el Maestro JESÚS, nos dio  son la herramienta ideal para calmar la mente y así pasar directamente, sin más preámbulos, a la meditación. ¿Qué mejor manera de orar, de calmar la mente y de infundir una actitud de amor y devoción que usar las palabras que nuestro Maestro Jesucristo nos dio para ese propósito?



Cualquier hora es buena para meditar. Si esperamos a que las condiciones sean ideales, probablemente nunca nos sentemos a meditar. A cualquier hora tenemos una buena oportunidad de calmar y de purificar la mente, así que podemos hacer nuestra meditación a cualquier hora del día o de la noche.

En cualquier lugar se puede meditar. Cuando hagamos nuestra meditación formal, es conveniente que nos sentemos en el mismo lugar, pues pronto asociaremos a ese lugar con la paz y la tranquilidad de la meditación y encontraremos que la mente puede concentrarse mejor cuando se hace esta asociación. 



La meditación es una actividad que involucra a nuestra mente y a nuestro cuerpo. Si no adoptamos una postura que apoye y ayude al proceso de la meditación, estaremos obstaculizando nuestra práctica de meditación. Lo importante es que nos sentemos con nuestro cuerpo inmóvil y nuestra espalda erguida y recta. Esto ayudará tanto a nuestra concentración como a nuestra salud. 

La mente no puede tranquilizarse ni aquietarse si el cuerpo está continuamente moviéndose, de la misma manera que el agua no puede estar quieta en un vaso que se mueve. Si inmovilizamos el cuerpo, estamos ayudando a inmovilizar la mente, así que es importante que encontremos una postura que nos permita mantenernos quietos y que minimice el dolor y la incomodidad que nos llevan a estar continuamente cambiando o ajustando nuestra posición.



La meditación nos enseña a interiorizar, generando una mayor consciencia de nuestra propia persona y de donde nos encontramos ubicados. Este proceso de concientización posibilita la conexión con aquello que nos supera, con aquello que es mayor que nosotros y que nuestra comprensión, resultando en una profunda sensación de paz y serenidad; pero lo más importante es que esta conexión también nos permite salir de nosotros mismos, para ir hacia lo otro, religándonos con los demás seres humanos, con la realidad, con el universo y, consecuentemente, con Dios. Es así como la práctica asidua de la meditación va transformando nuestra vida al permitirnos hacernos conscientes del Espíritu en nosotros y en todo lo que nos rodea.  nos damos cuenta que somos uno con Dios, quien con su amor infinito todo lo inunda.